A la edad de sesenta años, Helena Broder se embarcó en un viaje conmovedor. Escapó de Viena para buscar refugio en Chile, partiendo poco después de la Noche de los Cristales Rotos en 1938, cuando el régimen nazi desató una campaña de violencia, terror y destrucción contra la población judía.
La obra nos lleva en un viaje a través del tiempo y el espacio, y a través de los umbrales entre la vida, la muerte y los sueños para descubrir la voz perdida de Helena. Este no es un viaje lineal, sino uno que entrelaza el pasado, el presente y el futuro, dando a Helena un tercer hogar en el espacio liminal de la memoria literaria y visual. Un lugar donde finalmente pueda descansar su “maleta agotada”.
Los poemas de Marjorie Agosín, bisnieta de Helena, dialogan con las fotografías de Samuel Shats para provocar una experiencia estética potenciada.